jueves, 6 de julio de 2017

Tejas fotovoltaicas que parecen de arcilla.

En un proyecto de obra nueva es relativamente sencilla la integración de la energía solar. No ocurre igual en un edificio ya existente, y peor aún cuando se trata de uno histórico. En estas circunstancias el “impacto visual” de las placas solares suele ser considerable, a menos que la instalación esté camuflada. Precisamente con esa intención se creó la teja fotovoltaica Invisible Solar.



Este sistema lo creó una joven empresa italiana (Dyaqua), dedicada a diseñar y producir tecnología solar innovadora, así como iluminación LED. Pero todos sus productos tienen algo en común: la integración arquitectónica.


Esta teja solar es una solución perfecta cuando se trata de integrar la energía solar en un edificio antiguo, con algún nivel de protección patrimonial. O sencillamente para aquellos propietarios que deseen que la instalación solar de su casa pase absolutamente desapercibida, que no se note nada en absoluto.



¿Cómo trabaja la tecnología de Invisible Solar?


Ésta es una pregunta fácil de responder, pero también muy difícil de entender/creer. Esta teja fotovoltaica es una pieza de arcilla, a la que se le han añadido varias células de silicio monocristalino. Pero esa capa está cubierta por otra superficie de un material no tóxico y reciclable, que es opaco a los ojos humanos, pero transparente a los rayos del sol. Sirve para ocultar las celdas fotovoltaicas, pero sin impedir que puedan capturar energía.


Según sus especificaciones técnicas, harían falta 223 tejas (15m2) para producir 1kWp. Se desconoce el precio que tendría en el mercado este producto.

Además de la teja solar, este equipo tiene previsto reproducir esta tecnología en otros materiales arquitectónicos: madera, piedra, pizarra, y hormigón. La idea es poder capturar energía limpia no solo desde los tejados, también desde fachadas y pavimentos.

www.reformasproartmadrid.es

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